El tabú y el estigma que habitualmente rodean al suicidio hacen que consideremos ciertos algunos mitos y falsas creencias que se basan en prejuicios y en el desconocimiento.
Algunos de los mitos y las falsas creencias más comunes en relación con el suicidio son:
Hablar sobre el suicidio puede incitar a una persona a hacerlo. FALSO : la mejor forma de prevenir el suicidio es hablando abiertamente. Poder hablar sobre el suicidio permite reducir el sufrimiento, la angustia y el aislamiento, a la vez que permite pedir y ofrecer ayuda.
Una persona que quiere suicidarse, querrá suicidarse siempre. FALSO : la crisis suicida es temporal y, por tanto, se puede superar. Las personas que quieren suicidarse tienen riesgo de suicidio durante un determinado período de tiempo, aunque el impulso se puede repetir.
Quien quiere suicidarse no lo dice, ni da ninguna señal. FALSO: la mayoría de personas que se suicidan habían expresado de una forma u otra su intención, y sólo en una pequeña proporción de casos no había habido ninguna señal previa. Por eso es importante tomarse en serio cualquier expresión en este sentido, ya sea verbal o no verbal, ya que es uno de los elementos más importantes para detectar el riesgo.
Sólo las personas con trastorno mental se suicidan. FALSO : sufrir un trastorno mental es un factor importante de riesgo de la conducta suicida, especialmente la depresión, pero también existen otros trastornos que provocan síntomas depresivos o un sufrimiento considerable. Sin embargo, no todas las personas que presentan conductas suicidas tienen un trastorno mental, ni todas las personas con trastorno mental presentan conductas suicidas.
No se habla del suicidio porque existen pocos casos. FALSO : cada año se suicidan unas 700.000 personas en todo el mundo; en Cataluña más de 500. Además, por cada muerte se estima que ha habido entre 10 y 30 intentos, cifra que aumenta hasta alcanzar los 100 o 200 intentos por cada suicidio en la adolescencia. Por tanto, no hay pocos casos, sino todo lo contrario. No se habla de ello porque es todavía un tema tabú.
La muerte por suicidio no puede prevenirse. FALSO : el proceso hasta llegar al suicidio suele ser gradual y evoluciona a lo largo de un tiempo, por tanto, existe la oportunidad de intervenir. La mayoría de los suicidios son previsibles y se pueden prevenir si conocemos los factores de riesgo y precipitantes. , así como las señales de alarma.
La persona que piensa en el suicidio quiere morir. FALSO : la persona que piensa en el suicidio lo que quiere es dejar de sufrir. Considera su situación insoportable y sin esperanza de cambio, por lo que la muerte le parece la única solución para acabar con el sufrimiento.
La mejora después de una crisis suicida significa que el peligro ha pasado. FALSO : el período posterior a un intento de suicidio es de alto riesgo, ya que muchas personas que hacen un intento de suicidio lo vuelven a intentar en los meses posteriores. De hecho, el principal factor de riesgo para morir por suicidio es haber realizado intentos previos. Si se detecta una mejora, debe valorarse siempre si las ideas suicidas persisten.
Es necesario ser profesional de la salud mental para ayudar a una persona que quiere suicidarse.
FALSO : los profesionales tienen experiencia en la detección y abordaje de la conducta suicida y de los trastornos mentales a menudo asociados, pero cualquier persona, especialmente el entorno cercano, como la familia y las amistades, pueden detectar signos de riesgo y realizar acciones para ayudar y prevenir haciendo que la persona se sienta conectada.